¡A comer, bebé!

¿Sabí­as que los primeros 1000 dí­as de tu pequeño(a) son la base que da estructura al resto de su vida?

Afortunadamente, ahora se sabe que todo lo que hagamos o evitemos desde el dí­a de su concepción hasta concluir sus primeros dos años de vida van a abonar a su salud mental, fí­sica y social ¡Aprovecha esta oportunidad para desarrollar todo su potencial a través de una buena alimentación!

Maratón de crecimiento

Tu pequeño(a) nunca tendrá la misma velocidad de crecimiento del primer año de vida: triplica su peso al nacimiento y su talla aumenta 50% más. Asombroso, ¿verdad? Lo verás en la ropita que deja tan pronto, pero para ello es más que indispensable una buena alimentación y vigilar que tu chiquito(a) sea atendido(a) a la brevedad cuando tenga una infección intestinal o una gripita, ya que éstas alteran su sensación de hambre y, de muchos modos, disminuyen o detienen su crecimiento.

Lactancia

La lactancia es la mejor forma de alimentar a tu pequeño(a). La leche materna es la idónea para su edad y desarrollo, especialmente diseñada por la naturaleza, que además confiere protección contra algunas infecciones por los anticuerpos que contiene Y estrecha en definitivamente un ví­nculo entre ustedes. Además, es la más higiénica, cómoda y económica.

Alimentación complementaria o ablactación

Pasados seis meses (lo mí­nimo que deberí­a durar la lactancia) puedes iniciar ofreciendo a tu nene o nena alimentos diferentes a la leche materna y que la complementen. Puedes iniciar con papillas de frutas y verduras y poco a poco introducir pollo, res, ternera arroz y finalmente trigo, yema de huevo (6 meses), clara de huevo (9 meses) y pescado, fresas y chocolate (12 meses) en ese orden, para prevenir la aparición de alergias. Las texturas varí­an desde puré y triturado hasta preparaciones con trocitos que requieren ya masticación.

Todo dependerá de la maduración de la boquita, fuerza de la lengua y aparición de dientitos, que permiten el consumo de alimentos con partí­culas de mayor tamaño. Recuerda que siempre debes acompañarlo y estar atenta de que no se atragante.

Acompáñalo(a) en cada etapa ¡Nada más divertido que ver a tu chiquito(a) descubrir su mundo viviendo experiencias con diferentes sabores, colores y texturas y que, al mismo tiempo, le provean lo necesario para crecer sano y fuerte!

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