Juego y emociones

Las emociones son parte de la vida de todos, nos rigen y nos obligan a actuar ante los estí­mulos externos de distintas formas. Son respuestas fisiológicas como el cambio de respiración, la sudoración, pulso cardiaco acelerado, relajación, estrés, etc. Y que nos suceden tras algún suceso.

Las emociones están en la arquitectura de nuestra mente, nos ayudan a tomar decisiones, a la memoria, atención, imaginación, etc. Son necesarias como respuesta a las necesidades de supervivencia, nos empujan a evitar estí­mulos negativos como el dolor, a conseguir estí­mulos positivos  como el alimento o recompensas como el amor.

 

Si las emociones están en nuestro dí­a a dí­a, ¿qué pasa en el ámbito escolar?, ¿cómo puedo utilizarlas a mi favor para que los alumnos logren adquirir los aprendizajes esperados?

 

  • Antes que otra cosa, debes iniciar por ti. Para trabajar la educación emocional en el aula, es necesario que como profesional de la educación muestres la actitud adecuada que inspire confianza a los alumnos, esto se logra trabajando primero en tus propias emociones.
  • Relaciona los contenidos de la clase con algún tipo de emoción, hazles sentir alegrí­a, sorpresa, tristeza e incluso miedo durante alguna actividad que les ayude a recordarla y almacenar la información ofrecida de mejor manera y de forma más sencilla.
  • Procura hacer conscientes a tus alumnos de las emociones que sienten dí­a a dí­a y aprendan a gestionarlas, permí­teles expresar sus emociones de manera abierta y en un ambiente de confianza.
  • Utilizar el juego para trabajar las emociones con los alumnos es la mejor recomendación que puede haber, ya que se debe utilizar una metodologí­a práctica de relajación, dinámicas de grupo, juegos organizados, etc.

 

Las emociones son un lenguaje rápido y efectivo, se expresan a nivel corporal y esto hace que las otras personas entiendan lo que estamos sintiendo. Por eso, es importante que dentro del ámbito escolar, tanto alumnos como maestros, logren reconocer sus propias emociones, nombrarlas y en su caso, transformarlas a positivo para el bien propio y de los demás. En un ambiente alegre, es más fácil que los alumnos logren adquirir los aprendizajes esperados.

 

“La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente durante toda nuestra vida.”  Rafael Bisquerra

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